martes, 26 de mayo de 2009

Aventuras de un Conocedor de hard

Un conocedor de hardware tiene la siguiente pesadilla: se encuentra en situación de comprar una notebook. Se acerca a los negocios con tranquilidad, a sabiendas de que su experiencia, conocimiento y efectivo sentido común le garantizarán el mejor resultado posible. Nada para volverse loco: si Schumacher tuviera que elegir un triciclo, no la tendría más fácil.

El ceño del Conocedor empieza a arrugarse cuando constata un hecho bien sabido, pero hasta entonces poco considerado: las notebooks son cajas cerradas hechas al antojo de sus fabricantes y por más que “sepa”, muy poco puede hacerse para alterar las configuraciones.

Comienza entonces la evaluación de las unidades disponibles. El apacible recorrido pronto se transforma en una galería del horror informático: una laptop tiene disco demasiado pequeño, a otra le falta resolución, otra no tiene salida de TV, a otra le falta un diente… Y algunas están tan cerca de ser perfectas, que todo resulta más irritante.

Un vendedor de bigotito acude a dar su opinión: “Ni lo piense, ésta es mejor. Aquella es Celeron y ésta es dual core.” Pero resulta que el equipo no recomendado también es de doble núcleo (Celeron dual core) y tiene un chipset de video mucho más moderno y rápido que el preferido por el vendedor.

Sueño dentro del sueño: mientras el Conocedor debate mentalmente las diferencias entre las cantidades de caché de los procesadores disponibles en las distintas máquinas, la frecuencia de bus y otras minucias relacionadas, los fabricantes de notebooks –reunidos especialmente– lo miran por una camarita y se matan de risa mientras comen torta y fuman en pipa en una oficina del Taipei 101.

A todo esto, el vendedor insiste: “Señor, si seguimos con esto, usted se va a quedar pelado y yo voy a envejecer todavía más. ¿Por qué no elige una dual core y listo?… ¿Chipset? ¿De qué me habla?

Otros vendedores y compradores presentes se acercan y forman a su alrededor un corro enfervorizado que exclama las palabras mágicas: “¡dual core! ¡dual core!” El Conocedor sabe que la situación es análoga al climax de la película El hombre con visión de rayos X. Allí, el protagonista, hastiado de ver tanta realidad, decide arrancarse los ojos. ¿Tendría que hacer él lo mismo? ¿Sería esta nube de Megahertz, Megabytes, Watts y píxeles, que lo dejaba ver dentro de los equipos y que recalentaba su cabeza, el origen de todo el problema? Sin tener la respuesta y con gran enfado, el Conocedor salió del comercio con las manos vacías.

Luego, en otra tienda, ya con la nube disipada, vio una laptop que cautivó su atención y tras conocer algunos detalles, sin darle demasiadas vueltas, ejecutó la adquisición.

Al despertar del sueño, el Conocedor reflexionó que, tal vez, en estas situaciones complejas lo mejor sea dejar actuar el impulso, la inteligencia emotiva, antes que exprimirse la cabeza o arrancarse los ojos.

Fuente: Donde Queda Internet

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